Addictware | Noticias de Tecnología - Evolución y presente de las formas de pago en México

El auge tecnológico y la explosión de los dispositivos inteligentes modifican los hábitos de consumo y pago de los usuarios. El m-commerce ofrece nuevas alternativas y paradigmas como las mobile wallets y las Terminales Punto de Venta manejadas por aplicaciones para celular o tablet, que son muy efectivas y prácticas debido a su tamaño, manejo, y ventajas sobre las terminales convencionales. 

Billpocket logoPagar por un producto o servicio es una actividad rutinaria en estos tiempos. El intercambio comercial es algo que hacemos de manera automática y con mucha frecuencia, por lo que el comprar y vender es parte de nuestro día a día y lo hacemos por medio de diversas formas de pago que, con el tiempo y el paso de la historia, han ido evolucionando junto con el propio ser humano.

En México cada día se migra más hacia una cultura financiera digital. En un país donde, según resultados de la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH), el gasto corriente por trimestre fue de 941.8 mil millones de pesos, los usuarios de tarjetas bancarias van en aumento. La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) señala que se efectuaron más de 2 mil 469 millones de pagos con tarjetas en comercios tradicionales y electrónicos, donde 48% corresponde a tarjetas de crédito y 52% a tarjetas de débito.

¿Cómo hemos pasado del dinero físico a almacenar nuestras ganancias en una tarjeta hecha de plástico? Y, mirando hacia un futuro no tan lejano…¿Cuál será el siguiente paso dentro de la evolución de las formas de pago?

Los negocios no deben luchar contra la tecnología, mi recomendación es que la utilicen a su favor y en beneficio de sus clientes. Por ejemplo, tan sólo en el comercio electrónico 97% de los compradores utilizaron un canal electrónico, es decir tarjetas, para pagar sus compras, esto demuestra la gran penetración que ha tenido en México esta forma de cobro.

Está claro que el hombre no comenzó a realizar negocios de la manera que hoy lo hacemos. Sus divisas o bienes de cambio eran diferentes y fueron cambiando y avanzando hasta los que utilizamos hoy en día.  

La historia reconoce como el primer sistema de transacción al trueque, consistente en un intercambio de bienes y servicios del mismo valor y que fue bastante popular en el México prehispánico. Al paso de los años, los estratos sociales y económicos cambiaron y, con ello vino la concepción del dinero como objeto de cambio por mercancía, en específico, la moneda, utilizada por primera vez en China como método de pago y llegada a México en el Siglo XVI.

Durante la independencia de México, y debido a la crisis económica, no había monedas, por lo que se implementaron piezas de cartón escritas a mano con posibles firmas de comerciantes o funcionarios. A esto se le puede considerar como el primer esbozo de los billetes.

Con el arribo del Siglo XX, el plástico hizo su aparición revolucionando el mundo de las transacciones. La primera tarjeta de crédito emitida en el país fue en 1968, aunque hubo que esperar hasta el 2002 para presenciar el siguiente paso evolutivo en esta modalidad: las tarjetas de chip electrónico, que cobraron fuerza en el auge del Internet y el comercio electrónico.

El auge tecnológico y la explosión de los dispositivos inteligentes siguen modificando el hábito de consumo y pago de los usuarios. Hoy vivimos una etapa de transición con lo que hoy se denomina m-commerce (Mobile Commerce), presentando nuevas alternativas y paradigmas como las mobile wallets y las Terminales Punto de Venta manejadas por aplicaciones para celular o tablet, que han resultado muy efectivas y prácticas debido a su tamaño, manejo, y ventajas sobre las terminales convencionales.

El futuro del comercio y las transacciones ya llegó a nosotros, ahora nos resta caminar con él y esperar lo que pueda traer el avance de la tecnología digital en unión con los nuevos modelos económicos. Posiblemente lleguemos a un escenario en el que la moneda física desaparezca por completo para dar paso a chips implantados directamente en los usuarios o incluso ideas de reconocimiento facial. El límite estará en la creatividad y el desarrollo tecnológico ilimitado que se tenga al paso del tiempo.